Por qué la Humedad es uno de tus Peores Enemigos

¿Te has pasado los últimos tres meses quejándote del calor y de las altas temperaturas?
Estas de suerte, ha llegado el otoño, o como dicen los más negativos se acabó el verano. En menos de lo que canta un gallo el invierno llegará y con él el frío y las lluvias, ¿no estabas harto de tanto calor?

Quizá tanto deseo de frío ha hecho que te olvides de algo que siempre nos afecta cuando el sol se ausenta y las lluvias o el mal tiempo nos acechan: la humedad.

La humedad es como un pisotón en el metro en hora punta, no lo vemos pero lo sentimos. Lo que sigue está basado en una historia real:

1. Te levantas por la mañana con una confianza extrema. Has decidido que hoy te vas a comer el mundo, al menos una parte de él.

2. Ese peinado que te acabas de hacer te garantiza el éxito. Te miras al espejo y sí ¡te comerías a besos!

3. A punto de salir de tu casa ves que los cristales están condensados, pero tu lo ignoras.

4. Un poco después de salir a la calle ¡zas! adios peinado y por supuesto adios a la idea de comerte el mundo… Aquel peinado que tenias era tu arma secreta y la has perdido. La humedad te acaba de enseñar quien manda.

5. La gente se te queda mirando por razones obvias, y no es por tu cara bonita.

6. Decides volver a casa y probar uno de esos productos fijadores de pelo. Duración 24 horas, pone en el bote, genial justo lo que necesitas.

7. ¡Por fin! este peinado no se mueve ni en la cabeza de Jack Bauer, piensas. Vas a llegar tarde al trabajo pero te da igual, has vencido la batalla a la humedad.

Te subes al autobus. De repente te das cuenta de que estas en una sauna con ruedas. Demasiada gente en él, demasiado calor. ¿No era otoño? Da igual, los autobuses tienen su propio micro clima, te respondes.

8. Diez minutos en el autobus y empiezas a notar que la humedad te la está volviendo a jugar. Calor y humedad, mezcla explosiva. El sudor te cae por la frente y tu peinado empieza a perder su esplendor.

9. El fijador ’24 horas’ está dejando de funcionar, te maldices por haber pagado tanto por él. Otra vez la gente te empieza a mirar. Tu peinado esta evolucionando en un look mezcla de Rey Leon y Ronnie McDonald recién duchado.

10. Por fin llegas a la oficina. Se hace el silencio, la gente te mira y tu sabes porqué. El frío del aire acondicionado y los restos del fijador están petrificando tu peinado, como si alguien quisiera inmortalizar el día de hoy.

12. Te das cuenta de que hoy no es tu día y te pones a jugar con el péndulo que te regalo tu primo el día de tu graduación. Mañana será otro día, eso si, con el permiso de la humedad.

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Primera foto de este artículo cortesía de David Castillo Dominici en freedigitalphotos.net